El turismo rural se sustenta en este tipo de alquileres, que concentran la mayor demanda en los meses estivales del año, principalmente en julio y agosto.
Los interesados en convertir una finca en una vivienda turísticas están obligados a tramitar una declaración de inicio de actividad empresarial. Además, deben aportar toda la documentación que sea necesaria para certificar las características de la edificación en concreto.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que hasta el año 2013 existía una normativa de carácter estatal. Esta legislación fue modificada de tal manera que este tipo de actividad depende de las regulaciones sectoriales de cada Comunidad Autónoma.
Asimismo, el alquiler vacacional en el ámbito urbano se rige por otra normativa cuya complejidad hace necesaria la asesoría de un experto, más teniendo en cuenta que las características de un determinado inmueble pueden obligar a que se realicen trabajos de reforma para que el mismo pueda ser destinado a un uso turístico.
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